viernes, 21 de octubre de 2011

La vida en Cerritos

Salón del apartamento de Infancia con futuro. Puertas con llave y ventanas cerradas con la cortina bien echada. Mmm, aun me huelen los dedos a tomate de los macarrones que preparé hace ya una hora. Raquel enfrente, en el sofá grande, ya se acurruca enrollada en una manta. A mi derecha, en el sofá mediano, Lorena abraza un pequeño cojín y acaba de cerrar también los ojos tras leer un rato a su amigo Harry. Sentado en la butaca pequeña, escucho  atento el telediario tempranero de España. Entre Gadafi y ETA ha sido un día intenso. En Los Cerritos tampoco ha sido un día usual… pero creo que mejor lo contaré en el día de mañana.


Esta semana apenas hemos podido trabajar sobre el proyecto, nada concretamente. Las lluvias han sido muy intensas y la topografía se ha visto pospuesta. De esta manera, nos hemos centrado más en los niños y en la labor social y educativa. Introducirnos más en su realidad y su día a día.

Tuvimos la oportunidad de visitar directamente sus casas y ver cómo desarrollan su vida en un día normal. Es duro ver la verdad de cerca pero sentíamos la necesidad de conocerlo.

La primera visita fue en casa de Estuardo, un niño de la escuela junto con sus hermanos y primos que también vienen a IF. Ese día no fueron a clase por las lluvias y en cuanto nos vieron cerca de la puerta, salieron todos corriendo a darnos mil besos y ofrecernos entrar a la casa. Estuardo es uno de los niños más conflictivos de la escuela pero con un buen corazón. Hiperactivo y guerrero pero con un buen fondo controlable. Infancia con Futuro está haciendo una gran labor.



En el interior. Todos primos y hermanos. Casi nunca del mismo padre.

En la casa no había orden de ningún tipo. Todo absolutamente por el medio. Olores fuertes se desprendían por todos los rincones incluso llegando a marearte (Lorena se tuvo que salir por las malas sensaciones) No había higiene alguna y apenas luz, por supuesto agua potable tampoco. Era una casa humilde pero muy caótica. Tejados de uralita y paredes de bloque y chapa.

A la pequeña de la foto le falta una mano (no le recuerdo el nombre grr). Tiene una especie de muñón. Pero es bien aplicada. La mayor de las hijas tiene 17 años y tiene una fuerte minusvalía mental. Se llama Evelín y es muy muy cariñosa. Sufre bastante por la crueldad de los niños pero es fuerte y siempre está sonriendo. Se ha “enamorado” de mí y, como no podría ser de otra forma, le coges un cariño tremendo. Aquí todos sobreviven.



Casi toda la familia a la puerta de la casa.


Los padres normalmente dejan embarazadas a las mujeres y las dejan. Los que no lo hacen, con casi toda seguridad, toman y toman (beben y beben) hasta doblar y cuando llegan a casa pegan a sus mujeres. Es como su deporte nacional, típico en todas las familias. Desde luego muy triste. He preguntado a muchos niños y todos dicen que, o no tienen papá, o “mi papá toma  todos los días” y cuando llega a casa… Me sorprendió mucho una niña que me dijo: “Pues mi padrastro es bueno. Toma todos los días pero cuando llega a casa no pega a mi mamá y se va a la cama” Ese parece ser el padre modelo.



Armando y su pequeña hermanita.

Al salir de allá fuimos a una casa cercana. Pegada al lago. Queríamos ver cómo estaba afectando la subida del nivel de agua a sus viviendas ya que estaban en la orilla.

De nuevo una familia muy acogedora que en seguida nos invitó a pasar. Esta casa era algo más ordenada que la anterior pero igual de humilde. Allí estaban Shulmi la más pequeña, un encanto de niña, Denis, Vanesa, Wendy, Fernando, Edgar… ya les pongo a casi todos nombre y cara, con lo malo que soy para los nombres!




La casa estaba a punto de ser inundada. A penas quedaba un palmo para que entrara en la casa el agua y había subido en la anterior semana en torno a metro y medio. Era inminente. Así pues, ya estaban empacando sus cosas para subir unos metros más arriba e improvisar un campamento alternativo. Estaban resignados pero sin perder la sonrisa.


El nivel del agua amenaza a muchas casas de la comunidad. La gente está inquieta con razón. Sus casas si inundan y no pueden hacer nada. Desde luego tampoco esperan ningún tipo de ayuda del corrupto gobierno guatemalteco que poco lo importan estas estupideces.


El agua llega a todos los rincones y el año pasado ya tuvieron que ingeniárselas para desplazarse de casa a casa en canoa. Esperan que no ocurra lo mismo. Esperamos.



Ahora cruzamos el lago y nos dirigimos a casa de la familia de Walter. Un niño con discapacidad psíquica y motriz. No puede andar por sí solo y tampoco ha ido a clase esta semana por las lluvias. Le fuimos a visitar para ver cómo estaba junto con sus hermanas Lady y Jennifer.

Su madre tiene una fuera enorme. Nos enseñó cómo lo cuidaba e incluso nos mostró que es capaz de andar por sí solo cuando no siente vergüenza. Dio delante nuestro unos 10 pequeños pasos y en la escuela siempre va a gatas!! Lleva a la escuela a sus 4 hijos más ella en una moto cada día. En esa casa tampoco había presencia masculina.




Ahí está jugando con el teléfono con bastante destreza.

Otro día fuimos a la casa más afectada de Cerritos. Queríamos ver hasta dónde le llegaba el agua. En esa casa vive don Rodrigo. Un hombre con aspecto de anciano que malvive en la casa más baja de la zona. Fuimos y allí estaba. Custodiando su casa hundida hasta más de un metro para que los ladrones no robasen lo poco que le queda dentro seco. Aquí los ladrones no miran a quién roban. Demasiado ruines.
Nos dejó tomarle fotos. Y se ofreció a meterse incluso dentro de la casa cubriéndole el agua hasta las ingles. 



Vista su circunstancia, me quité el pantalón como él y allá que me metí a su casa. Hasta el fondo. Hay vídeos muy buenos que muestran lo que hay dentro.


Su casa era obviamente inhabitable. Tenía una altura alrededor de un metro en toda la casa. Absolutamente todo lleno de agua. Las pocas pertenencias que tenía las tenía o atadas del techo de uralita o subidas de alguna manera. Impactante era su habitación. La cama estaba subida por bloques y encima de ella tenía casi todos sus bienes. Lo poco que le quedaba seco. Casi ya tocaba el techo, poco tiempo le quedaba para tener que sacarlo todo definitivamente.




Ha sido de lo más impresionante que hemos visto por aquí. Dormía bajo el árbol pegado a su casa para custodiarla. Los ladrones no cesaban y debía estar pendiente de que no le robaran. A día de hoy las lluvias han cesado. Creo que don Rodrigo hoy respira más tranquilo aunque le quedará no menos de un mes para que baje el agua y su casa se seque.
Ayer nos lo encontramos en una tienda y le invitamos a un par de cosas. Nos saludó bien alegre. Al menos hoy, en su casa ya no llueve.

Son las 2 de la mañana. Creo que debo descansar. Mañana os cuento…

Órale mis cuates!

2 comentarios:

  1. ufff! esta entrada ha estado muy interesante! vaya tela...
    un besaco ;)

    ResponderEliminar
  2. Hola mis cuates,

    En su día yo ya tuve la oportunidad de conocer historias semejantes y sé que impresiona mucho ver de cerca realidades tan duras.

    Me encanta ver cómo os estáis involucrando con los niños y sus familias. Estoy muy ORGULLOSA de vosotros!

    Un besazo enorme para los tres y cuidaros mucho por favor!

    ResponderEliminar