lunes, 5 de diciembre de 2011

Órale Guate

Junto al ordenador, la foto de Naomi en el calendario adorna mi escritorio. Sonríe divertida. Stones (Barbarossa) suena relajándome. Bata negra sobre el pijama largo de invierno. Una vela temblorosa suaviza la temperatura de mi habitación. Un micrófono, un piano y una tarjeta de audio sobre el escritorio recuerdan la tarde de grabación que hoy he tenido.


Un mes después. Exactamente un mes después de llegar a la madre patria vuelvo a enfrentarme a las teclas, no quise hacerlo antes. Quizá no pude.

Es complicado concluir algo que no quieres que se acabe. Demorarlo es tan solo una manera de sentirlo cerca, o eso quiero creer.
Releo el blog de vez en cuando. Añorando. Con cariño… recordando, eso es lo malo, recordando. Sonriendo, envidiándome, sorprendiéndome… Valorando cada rincón de experiencia allá vivida. Tan lejos de repente.

Un mes……. raro. Un mes malo. Un mes desorientado. 30 días sin objetivos claros, sin nada definido. Días insulsos. Días acumulados sin mucho que decir. Sin demasiado que contar. Sin conclusiones a valorar.
Un mes de vuelta. Como dice la canción “De vuelta de todo, de vuelta de nada”. (Ya suena de fondo)

En Guatemala pasaron años y aquí, el mundo real, giró exactamente 62 días. Ninguno más. 62 lunas sin cambios, de rutinas en bucle. Las mismas caras, los mismos gestos, las mismas miradas, los mismos olores, sabores, mentiras, verdades, sensaciones, personas, calles… Lo mismo.

Lógico, si solo han sido dos meses! (se me escapa una sonrisa)


Desde luego es más fácil pensar que allá estaba mejor. Sin preocupaciones. Ausente. Al margen de los problemas, del día a día, del futuro, de la familia, de las penas de los que te rodean… tan solo pendiente de ayudar, y allá es tan fácil. Es tan sencillo hacer sonreír a un enano, echar una mano a una familia, ser amable, sentirte útil, ser tú mismo, hacer amigos… ser feliz. Que palabra tan completa y difícil de pronunciar. Un estado temporal con el que estuve bailando durante dos meses.


Pero toca despertar. La realidad hace “toc, toc” y necesita respuesta, y la necesita para ayer. Es demasiado fácil sentirte bien allí. Al otro lado empiezas de “cero”. Los problemas se quedan acá y la maleta la llenas de todo lo contrario. Esa maleta se hace en segundos y se deshace en algo menos.
Aunque reconozco que mi sensación es poco representativa por el hecho de estar tan solo 62 días… pero se siente tan real como la de una vida. Lo aseguro.


¿Qué he aprendido?

Buff, eso me preguntan a menudo. Su respuesta es complicada. No tiene una frase o un texto que la resuma.
Lo que lo mejor lo define es una sensación y se tuerce difícil de expresar. Hay que traérsela. Hay que vivirla y luego cuidarla.

Cuando te sientes en paz supongo que tiendes a intentar recordarlo. Eso creo que es lo que me pasa. Sentí tanta paz... “Paz”. Un concepto un tanto extraño, pero es lo que mejor lo define.

De alguna manera creo que intento reaccionar, soñar, pensar, sentir… como mi “yo chapín”. Como aquel universitario con la ilusión que desbordaba mil mares por hacer las cosas bien, en un país que tuvo que buscar en el mapa para saber dónde estaba. 
Con que se quede en mí una parte de aquel chaval, considero que he aprendido más que suficiente. Sin duda.


Y ahora… ¿qué?

Pues ahora toca seguir cooperando. Ahora toca vender calendarios para Infancia con Futuro y aportar nuestro granito. Toca ir a la COPE en Santander este viernes para hablar en directo sobre la ONG. Toca hacer otra entrevista con un amigo para un trabajo en Barcelona. Toca hacer un concierto benéfico en febrero para recaudar fondos. Toca no dejar de moverse.

¿Objetivos? Muchos. Para empezar acabar el proyecto. Para continuar meterle horas a la música que se avecina alentadora. Y… ¿después? Viajar. Formarme y formalizarme en todos los sentidos…


Y cuando no me dé cuenta. Cuando apenas tenga tiempo para pensar……................................  volver  .................……


.............. volver a GUATEMALA.


"ESPERANZA PARA GUATEMALA"


Órale mis cuates!

Órale Guate.

                                                                                                                      
   Gracias. 



martes, 8 de noviembre de 2011

La despedida

En mi escritorio. Un par de velas encendidas a cada lado del ordenador. El fuego gana terreno a la cera cada vez más rápido. Pasan los minutos, no sé cómo empezar… Un par de maletas abiertas y desordenadas adornan la habitación, como en mi cabeza. Activo la playlist de “Guatemala”. Ordeno ideas mientras miro de vez en cuando alguna foto, ya son solo recuerdos. Mis manos frías se esconden bajo las piernas buscando calor cuando dejo de escribir. Aroma a vainilla aparece según la leve corriente que entra por la ventana.
Respiro profundo. Este, mi “diario compartido”, debe concluir.



Se me complica comenzar algo tan amplio. Algo tan extenso. En la vida real apenas han sido dos meses más. Su rutina, su vida, su día a día cotidiano. Miro a todos igual. Sin grandes cambios, si solo han sido 60 días!
Es curioso acercarte a alguien y contener tu acento chapín o tus expresiones inevitablemente pegadas. Tus gestos. Dar un solo beso en vez de dos. Tantos detalles…


Hablaré del día de la despedida. El jueves 3 de noviembre.

No podré olvidar jamás este día.

Amanecimos en casa de los Alay como tantas veces. Sobre las 8 salimos de la ciudad dirección Cerritos. Decidimos parar en el camino para comprar unas piñatas para los enanos. Yo de paso me fui a recortar la barba a una peluquería.

El camino de aproximadamente 45 minutos hasta la escuela fue diferente. Igual físicamente, igual en trayecto, igual en distancia, igual en tiempo… pero los 3 sabíamos que era el último. Éramos conscientes en los pequeños silencios que toda la ventura se acababa. Nada iba a repetirse. Cada momento ya era irrepetible. La ventanilla hablaba de otra manera, era especial. Los mismos paisajes pero vestían diferente. Eran los últimos.

Llegamos a la escuela. Algo dentro de nosotros deseaba que fuera algo especial. Sinceramente esperábamos haber cambiado algo las diminutas vidas de los niños allá en Cerritos y, de alguna manera, apretábamos el puño para que nos lo demostraran.

Abrimos la puerta, como cada día. Puerta azul metálica con un pequeño ventanal rectangular. Pero algo no era normal. Algo ocurría. Según abrimos no aparecieron como de costumbre 4 o 5 niños corriendo hacia nosotros diciendo algo así como: “Cárgueme por favor por favor cárgueme” “Profe Daniel! Regáleme un juego, regáleme un juego” “Saque el celular chileeeeero” etc. En esta ocasión estaban todos sentados en el escalón del patio. Bien ordenaditos. Sin moverse. Nos acercamos al centro del patio cuando comenzó a sonar una canción, ni siquiera llegué a saber cuál era.

Nadie se movía. Nosotros entre emocionados e inquietos por ver si pasaba algo nos quedamos quietos. 30 segundos. No sabíamos qué hacer y avanzamos. Ya no sabíamos si realmente todo ocurría por nosotros o tan solo eran nuestras inmensas ganas de que algo especial nos hicieran los niños que teníamos imaginaciones. Nos acercamos hacia las escaleras y algunos niños vinieron a darnos abrazos y besos, eso ya como siempre. Al ver que no ocurría nada diferente, subimos a acabar de hacer la maleta.

Sensación extraña un poco por las ganas de que fuera una despedida singular.

Pero entonces, ya casi llegando al apartamento subiendo las escaleras Evelin, la niña con minusvalía, me alcanzó corriendo y me dio un abrazo, como siempre. Pero esta vez cargaba algo en la mano… me lo dio. Lo abrí. Era el dibujo de un delfín. Su dibujo. Vi como me el abrazo se hizo diferente, más intenso. “No se vaya profe Daniel” Dijo. Y el abrazo se tornó más intenso… Ninguno podía contener las lágrimas en ese momento. Nos abrazamos fuertemente. Poco había que decir.

Al rato de hacer la maleta, aún sin acabar, Estuardo (el niño más rebelde) subió exhausto a decirnos que bajáramos, que nos estaban esperando hacía ya un rato. Bajamos.
Ya habían preparado las 2 piñatas que les habíamos traído. Fue divertido.


Se volvían locos con los caramelos! Se llenaban las camisetas de caramelos hasta que no les cabían más. Vaya cómo se tiraban al suelo a por ellos! Jeje

Estuvimos algo menos de una hora con las piñatas. Un pequeño regalo para ellos. Al menos un mínimo detalle para el tiempo que habíamos compartido juntos. Además, mientras las piñatas caían, les dimos una libreta cada uno de nosotros para que escribieran lo que quisieran. Todos ellos escribieron algo.
Ya parecía que llegaba la hora de subir a acabar de hacer la maleta y despedirnos definitivamente. Qué equivocados estábamos.

Seño Vivi llamó a varios niños. Los colocó delante de nosotros como un coro. Bien ordenaditos. Algo parecía que iba a ocurrir. Nosotros 3 sentados abrazados con algunos niños más pequeños en un escalón mirábamos sorprendidos.

Seño Vivi habló. Dijo que habían preparado una canción para nosotros. Para despedirnos.
Ahí estábamos, delante de los enanos que tanto nos habían dado durante estos meses en Guatemala. Esperando a que nos cantaran algo para nosotros. Comenzaron a cantar. 


Los tres, ya emocionados, como no podía ser de otra manera comenzamos a dejar asomar alguna lágrima. Sinceramente no reconocí la canción, pero qué importa… seño Silvia les ayudaba a cantar alentándolos. Ellos, vergonzosos y despistados, cantaron desorientados y desacompasados. En mi memoria… no recuerdo que nadie me haya cantado mejor.
Se sentaron. Seguíamos emocionados pero ya lo podíamos contener. Entonces seño Vivi comenzó a hablar.

Nos dijo algo así:
Gracias por todo. Gracias por vuestro esfuerzo. Habéis sido especiales. No solo el trato con los niños sino con todo Infancia con Futuro ha sido diferente. Dijo que nadie se había implicado como nosotros con los niños y con los profesores. Que nos lo agradecían y que por ello los niños habían preparado a cada uno de nosotros una carta. Una carta que nos llevaríamos a España para recordar a cada uno de ellos, aunque obviamente no era necesario.

Al escuchar esas palabras ninguno de los 3 nos pudimos contener. Era algo evidente. Rompimos a llorar. Cual niños pequeños. Y como niños, cada pequeño comenzó a hacer lo mismo. Se creó un ambiente increíble, muy íntimo a pesar de estar en medio del patio de una escuela.

Entonces Madelin, una de mis favoritas, se levantó. Comenzó a decirnos lo especiales que habíamos sido, lo que había significado para ellos que estuviéramos allí, todo lo que nos querían… Apenas podía hablar, pero entre sollozos se entendió todo. Llevaba su carta en la mano. Se acercó y me la dio. Nos fundimos en un abrazo. Entre lágrimas tartamudeaba algo así como: “No os vayáis” “Por favor quédense aquí una semana más” “No se vayan por favor”. Y así nos ocurrió a los 3 con cada uno de los niños que teníamos en frente.


Un momento que jamás podremos olvidar. Nunca. Cada palabra se clavaba y ardía por la imposibilidad de realizarla. Pero fue increíble. 


Estuvimos alrededor de una hora así. Todos los niños venían a darnos un enorme abrazo. Nos decían todos lo mismo: “Que nos quedáramos”. Niños y niñas, más grandes y más pequeños.


Nos hicimos fotos con todos. Con profes, con niños, con la directora, con Amado, con Paulino… con todos.


Cori, la directora, se acercó a los 3 y nos dio un gran abrazo. Estando los 4 abrazados, comenzó a decirnos que por allí habían pasado muchos voluntarios pero que nadie se había implicado tanto con los niños y con los profesores. De veras esas palabras llegaban bien a dentro. Que se habían divertido mucho con nosotros. Que los niños hablaban de nosotros constantemente. Los padres, al irles a buscar a la escuela, decían que los niños en casa hablaban a menudo de seño Raquel, seño Lorena y profe Daniel.  
Nos sentíamos muy orgullosos.


No se cansaban de abrazarnos...




El acto acabó en el salón. Allí Edgar nos regaló unas palabras que venían a decir lo mismo que acabábamos de escuchar a Cori, agradecernos el tiempo prestado allá en Infancia con Futuro.



Además tenían una sorpresita más. Nos hizo un diploma reconociéndonos la labor realizada en Cerritos.

Fue una despedida increíble. Se nos secaron las lágrimas pero nunca la podíamos haber esperado tan especial. Fue única.

Salimos de Cerritos con la sensación de que el trabajo realizado no había sido en vano.


Aun nos quedaba despedirnos de nuestros amigos. Habíamos quedado con ellos en el mercado central para comer y comprar los últimos recuerdos para familiares y amigos.

Allí estaban, cómo no Maggy y Toño, siempre pendientes de nosotros en todo momento. Junto con Edgar, fuimos a comer algo. Toño se fue al poco, luego le encontraríamos en la tarde noche. Maggy se quedó con nosotros comprando algunas cosas, ella se iba a Petén (su casa) a las 4 y quedaría una hora. Nos las ingeniamos para comprarla un par de detalles (qué menos!) antes de que se fuera. Tenía la sensación de que no iba a ser la última vez que les íbamos a ver.

Ya llegando la hora nos juntamos los 4 visiblemente emocionados. No nos dimos cuenta, cuando se adelantó con un sobre para cada uno. Las pocas lagrimillas que nos quedaban allá las dejamos en mercado central. Era un sobre con algo escrito para cada uno y fotos del día anterior, del concierto! Se lo había currado un montón. Tuvo que hacerlo de madrugada o bien temprano, además estaban impresas. Un detalle más en la kilométrica lista de detalles con nosotros.

Se fue, pero seguro que no para siempre.

Nos quedamos comprando hasta las 6 o así y fuimos a la U. Habíamos quedado con la gente para despedirnos. Marco, Pazmiño, Toño, Jacky, Rodrigo y demás gente de la U. Había concierto en el campus y estaban allá todos. Nos quedamos hasta las 10 con ellos tomando algo y disfrutando del último momento. Les regalamos un detallito también. Marco y Toño también se emocionaron con nosotros. Saben que tienen una casa al otro lado del charco y, lo que es más importante, 3 amigos que les acompañarán.

David, tan amable y atento como siempre (qué hubiéramos hecho sin él!), nos esperó en el aeropuerto con su mujer junto con Edgar y Sonia que nos llevaron a las 5 de la mañana al día siguiente. Eternamente agradecidos.


El avión voló y nos devolvió a la realidad. En la que ahora me encuentro.

Necesito esta semana de desconexión para sacar conclusiones. Las escribiré en la definitiva y última entrada más adelante que, aunque no formen parte de la aventura, sí de la experiencia.


Pero eso será otro día.

No tendré prisa.


Órale mis cuates!


sábado, 5 de noviembre de 2011

Agotando Guate

Vuelo CO 63Y

Todo ha cambiado.

Desde la pequeña ventana del avión, puedo ver reflejada la libreta junto con el bolígrafo que la ha rellenado. Detrás, muy al fondo, las luces intensas de New York iluminan la noche cerrada en el primer mundo. Mi letra se tuerce temblorosa por las turbulencias, apenas han pasado 5 minutos tras el despegue. Junto a mí, un estadounidense de unos 35 años me sonríe cómplice al verme escribir. Un leve aroma a comida alimenta mi estómago.
El ruido del avión lo apaga todo. Con dificultad distingo voces y el llanto de un niño por los temblores. Ya no escucho ese acento chapín que tanto me ha influenciado. Ya no me siento especial. Todo se normaliza. Todo se complica.

Ya no estoy en Guatemala.

Todo ha cambiado.



La última semana ha sido el broche de oro a un viaje inolvidable.

Tras finalizar y ultimar en la U todos los papeles y detalles del proyecto, nos reunimos con nuestros amigos chapines.

Era lunes y esa noche se celebraba Halloween. Qué menos que disfrazamos! Salimos por Guate City y la pasamos muy bien. Disfrazarse da mucho juego allá donde estés.



El martes fue un día bien completo. Nos levantamos en la mañana bien pronto a pesar de haber salido el día anterior, había que exprimir Guatemala! Maggy y Fernando, su hermano, se animaron a acompañarnos de turismo. La idea era ir al lago Atitlan, al pueblo de Panajachel. Pero nos habían informado que de paso al lago había un pueblo llamado Sumpango que celebraba ese mismo día la Feria de los Barriletes. Allá que fuimos con nuestros amigos.

Era tradición en aquel curioso pueblo volar barriletes (cometas) de hasta 18 metros de diámetro. Espectaculares. Una feria en toda regla de cultura y tradición chapina que disfrutamos durante la mañana.


Ya sobre la hora de comer tomamos rumbo a Panajachel y Maggy y Fernando fueron con sus familiares a celebrar el día 1 de noviembre comiendo comida típica.


En el camino nos pasó algo inesperado. Íbamos montados en la camioneta (los buses típicos que he enseñado en alguna ocasión, tipo los Simpson. Cómo no cual sardinillas. La maleta que llevábamos iba atrás del todo. Pegada a la puerta trasera. Todo era normal, hasta que de pronto gritó Raquel: “PARA PARA PARA PARA”. Cuando me giré nuestra maleta rodaba y daba vueltas de campana a unos 80 km/h por la carretera mientras varios coches la esquivaban para evitar atropellarla. La puerta trasera se abrió inesperadamente dejando caer nuestra maleta. El bus logró parar unos 300 metros adelante. Por suerte ningún coche la atropelló y pudimos regresarla casi sin consecuencias. Una suerte a esas velocidades!

Finalmente llegamos a Pana. Un lugar ideal.
Pana es un pueblo muy turístico enclavado en la orilla del lago Atitlan y envuelto bajo 3 volcanes. Es un lugar seguro, precioso, con aires hippies, influencia turística y tradición chapina. Un sitio perfecto donde desaparecer un año y vivir en paz.

Ya nada más llegar y salir del hotel nos encontramos por casualidad con varios españoles. Nos invitaron a tomar un café con ellos y compartir las experiencias vividas en el país de la primavera eterna. Fue Emi, uno de ellos, quien decidió regalarnos más de su tiempo y enseñarnos el pueblo.


Emilio es un palentino becado por la complu de Madrid que estuvo atendiendo como nutricionista de niños en un hospital chapín. Muy dura experiencia. 
Conectamos los 4 genial y se quedó todo el día con nosotros. Incluso dormimos los 4 en el hotel, muy buena onda! Una pena no haber podido compartir más tiempo con él.


El día siguiente era el cumple de Raquel y el concierto de Maná. 
La levantamos con una tarta de cumpleaños en la cama y con una piñata sorpresa. Como una reina!



Intentamos aprovechar Pana al máximo con un paseo en lancha visitando los pueblos más cercanos. Casi sin tiempo pero disfrutando de las increíbles vistas del que dicen es uno de los lagos más bonitos del mundo. Doy fe. Rabia de no poder verlo con más tranquilidad. Tengo la sensación de que en un futuro dejaré satisfechas mis ganas...


Sobre la 13:00 agarramos una camioneta y nos fuimos a Guate. Tres horas y media embutido y de pie sin descanso. Horrible!

Una vez en Guate fuimos a casa de Maggy y según entramos a su casa… SORPRESA! Habían llenado la sala entera de globos, posters, fotos y una tarta para felicitar a Raquel su cumpleaños. Son increíbles! No se agotaron ni un momento de tener detalles con nosotros. Ojalá algún día les pueda devolver tantos favores acá en España…


Comimos la tarta, unas alitas de Pollo Campero y nos preparamos para Maná.
Un gran concierto que clavaba la guinda perfecta!




Este blog se acaba. Ya solo me queda una entrada que redactar. Diría que la más emotiva... la despedida.

Creo que las 3:11 h de la mañana de la hora española es buen momento para dejar de escribir.
Hasta mañana.


Órale mis cuates!

jueves, 3 de noviembre de 2011

Agotado

Sin tiempo para nada más... con la compañía de las nubes haré la última entrada en Guate.

Ahora, siendo las 00:37 del jueves en casa de los Alay, debo dormir pues nos levantamos a las 4:30 h para ir al aeropuerto.
A las 9:00 h del sábado, hora española, volveré a la realidad en la capital madrileña.

2 entradas más cerrarán este blog.

Un abrazo!


Órale mis cuates!

lunes, 31 de octubre de 2011

El día de la Gala

Antes de comenzar la entrada, os invito a escuchar mientras leéis esta canción: http://www.youtube.com/watch?v=xFKfwACfHZQ

Yo también la escucho en este momento. Parte de la letra, sobretodo el estribillo, representa lo que siento por Guatemala. Sé que la escucharé en España con especial cariño.


De repente me siento solo. Tres en la habitación blaugrana de los Alay. Soy capaz de aislarme. Cerrar los ojos, mirar a dentro e inspirarme. Puedo sentir cómo crezco. 
Tan solo me quedan los dedos de una mano para contar hacia atrás. Una sola mano para exprimir con fuerza el jugo chapín. Cinco dedos que sienten cómo se escurre entre ellos, por más que se acerquen, la experiencia más intensa y especial que han tocado nunca.


Hoy ya cayeron las primeras lágrimas. Ha sido uno de los días más especiales en Guate. Os lo contaré desde el principio.

Ayer sábado comenzamos la jornada temprano pero con un peso menos encima. La topografía concluyó el viernes por la tarde con éxito. Al fin!
El objetivo del día era claro: LA GALA DEL DOMINGO. El problema era el tiempo. No había!

Los bailes estaban bien ensayados y los cantos, a pesar de no tener piano, quedaban bien. Lo que no tenía color, y nunca mejor dicho, era el teatro en negro. Quedaba un día y no teníamos apenas nada!
Solo habíamos hecho la historia, el guión con la música y recortes de cartón de alguna figura. Ni material para forrar, ni figuras, ni grabación, ni escenario, ni ensayo… Faltaba todo!
Era literalmente una contrarreloj!

Queríamos hacerlo bien. Éramos bien conscientes de que ese día no tocaba dormir. Se asumía.

La obra era una adaptación a la compañía de teatro de mis amigos de “Fantasía en Negro”. La aventura peligrosa de una vocal presuntuosa. Que me perdonen el plagio! xD. Una obra divertida donde las protagonistas son las vocales.

Nos llegó la cartulina bien pronto. Unos forraban las figuras que teníamos ya hechas y otros hacían las que faltaban. Nos dio la hora de comer y ahí justo llegaron “cabal” los refuerzos. Edgar Alay y su mujer Sonia 
junto con el nieto Dilan, vinieron para ayudarnos.




Mientras, en la sala de abajo, Amado, Paulino y Diego montaban el escenario tapando cada haz de luz para mantener perfecta oscuridad.




Sin apenas tiempo para más comenzamos a grabar. Auténticos artistas del doblaje y de la edición. Quedó genial! Unas risas.

Nos alcanzó la noche y seguíamos pintando, forrando, detallando… Así, hasta las 3 de la mañana que bajamos a ensayar.




Ya solo los 3 comenzamos los ensayos. Una auténtica locura ahí dentro vestidos totalmente de negro pasando calor y sin ver nada. Agotamos la noche.



Comenzó a amanecer cuando nos retiramos a las 5:30. Apenas hicimos en total dos ensayos y había tanto que pulir…Nuestros cuerpos no daban más de sí.

El despertador me golpeaba a las 7:45 de la mañana. Había que bajar en 15 minutos a grabar los bailes y los cantos. Mi cuerpo decía “no!!”, pero la ilusión por estar con los enanos empujaba más fuerte.
Incluso frescos lucíamos cuando bajamos a hacer los ensayos generales antes de la gala. Todo salió bien. Teníamos además un fotógrafo profesional que grabó los ensayos y se los llevó para editarlos.

Ya culminados los previos, llegaba el momento más especial. Comenzaba la obra! La sala pequeña se llenó hasta que no entraba nadie más. Los nervios se sentían cerca pero la expectación era máxima. Los niños acá nunca habían visto nada parecido.




Entre despistes, descoordinaciones y algún que otro fallo más, finalizamos. Los niños quedaron encantados. Escucharon en todo momento sin más murmullo que el nuestro bajo las telas.
Fue perfecto!!



Ya terminada la obra comenzó la gala con los bailes y cantos. Todo según lo esperábamos. Genial!






Los niños se portaron genial. Todo fue según lo esperado.



También aprovecharon para hacer felicitaciones navideñas. Para comérselos! 




Cuando ya todas las actuaciones acabaron, llegó la hora de despedir el evento. Pero entonces Edgar llamó a todos los niños de la escuela a subir al escenario del salón de actos. Se pusieron bien ordenaditos y organizados.
A la voz de ya apareció detrás de los niños un cartel que ponía: “FELICIDADES” y los niños que estaban delante sacaron 6 letras que formaban la palabra: “R- A- Q- U- E-L”.

Raquel se quedó de piedra. El día 2 es su cumple y le queríamos preparar una sorpresilla. Ahí estaba! Todos los niños comenzaron a cantarle el cumpleaños feliz a coro. Al terminar todos la abrazaban y le daban besos.




Raquel emocionada no podía evitar las lágrimas, no era la única. Al acabar la ronda de besos y abrazos una de las pequeñas se le acercó y le regaló un dibujo con las firmas y los nombres de los niños de la escuela.
Muy emotivo.


Mañana nos vamos al Lago Atitlan (no Amatitlan), de turismo dos días. No sé exactamente cuándo podré volver a escribir, deseo realmente que antes de marchar. Sacaré el tiempo para hacerlo seguramente el jueves. Justo el día antes de marchar.

Órale mis cuates!


"... llueve a fuera, paso el tiempo y me acuerdo de ti. De esos días increíbles, de tu amor irrepetible. Llueve a fuera y hace frío. Nunca supe despedirme..."




¿Recuerdas Julia el amuleto que me regalaste antes de venir a Guatemala?



Una bolsita llena de diminutas pinturas de colores como estas.

Me dijiste que intentara llenar con un poco de color la vida de los pequeños

Qué ironía.

Creo que me han devuelto la moneda… 

miércoles, 26 de octubre de 2011

Siguiendo la línea

Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac…

Me encanta este ratito. Reconozco que pienso en él varias veces durante el día. Algo suena sobre mí. La polilla no se cansa de tropezar en la misma luz. Me despista. El mismo salón y la misma oscuridad de ayer ocupa Cerritos. Tengo la sensación de ser el único despierto, quiero pensar que Don Pedro no comparte mi opinión. El pañuelo y el vaso de agua encima de la mesa confirman que estoy algo resfriado. Nada que no cure un vaso de leche.


A pesar de tener una semana agotadora con la topografía, cada día procuramos quedarnos uno de los tres con los niños en la escuela para ensayar bailes y cantos de cara a la gala. Yo, debido a la función que me toca topografiando, no puedo descansar más días (Qué suerte!). Hay que pensar tan solo en avanzar. Todo además por el bien de los peques, nos centraremos en ellos mejor cuando acabemos el trabajo.


Ahí están ensayando los cantos. A su bola! jaja

Es una semana de gran esfuerzo. Físico y mental. Somos ingenieros! Tenemos poco tiempo para acabar y hay inevitablemente que apretar el acelerador. Sin pausa. Jornada completa, desde el amanecer hasta que el sol se oculta. Literalmente.



Mis manos ya se endurecen cual campesino. El chapeo es algo normal, veo el machete y me parece una herramienta más, como que fuera un martillo.


Buff! Hay que abrir brecha en toooodo el camino.

La línea de agua antigua que tenemos que ampliar recorre el interior de las laderas de Laguna de Calderas hasta Cerritos. El trabajo de campo es bien duro. No podría contar la cantidad de abones que tengo, de verdad no puedo. Los zancudos me pican constantemente y las arañas se te meten entre la ropa y te pican allá donde quieren (Sí. Allá donde quieren…). Hasta los nativos de las comunidades que nos ayudan a chapear acaban “pidiendo la hora” para finalizar la jornada. Los días de trabajo acaban cuando dejamos de tener luz. Apuramos hasta el límite. 


Al fondo el volcán de agua. Será duro, pero las vistas ayudan.

Al ritmo tan exigente que hemos ido diría que podríamos acabar mañana (ay ay no me quiero confiar xD). En el peor de los casos finalizamos el viernes y nos centraremos en la gala del domingo.



Como no siempre llevamos comida suficiente, los nativos nos cuentan trucos para alimentarnos de la naturaleza.

Mañana llevamos tortilla de patata para comer en el campo. Es el cumpleaños de Paulino, el patojo que nos echa una mano junto a Amado. Cumple 16. Hay que celebrarlo!

Son las 00:30. Debo descansar que mañana a las 7:00 arriba, ni tan mal!


Siento no poder hacer Skype, obviamente no estoy en la escuela hasta tarde. Las 18:00h como pronto de aquí, es decir, sobre vuestras 2:00 de la mañana. Creo que hasta el viernes no podré. Los sms me siguen sabiendo igual de ricos!
De todas formas intentaré levantarme 15 minutitos mañana antes y, si os veo conectados, os enseño mis legañitas.

Muaaa!!


Órale mis cuates!

martes, 25 de octubre de 2011

Suman 10


Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tica tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac…

Sofá mediano. Una pequeña brisa disimula su paso entre cuartillos semiabiertos. Un escalofrío me saluda. El calor que desprende el ordenador me abriga las muñecas. Mejor me meto la camiseta por debajo del pijama como a mí me gusta, nadie puede verme…  Jason Mraz “A Beatiful mess” me seduce. Siento mi cara y mi cuello arder, el dorado decidió quemarme hoy en otro día de topografía. Aun siento que el olor a tierra baja de mi cabeza, no tengo que hacer demasiado esfuerzo para comprobarlo entre mis uñas. Espero que mañana haya agua caliente.


Hoy no habrá fotos. Sin imágenes. Creo que seré capaz de describir mis sensaciones con el poder de la escritura.

10 razones.
10 motivos que inclinan la balanza.

1.    Los niños. Su magia. Su encanto. Su risa. Su fuerza. Sus ganas. Su inocencia. Su vida, tan llena a pesar de todo… Podría ponerles un número y dar una razón por cada uno de ellos. Sin los “patojos” no hubiera sido lo mismo.

2.    La ONG, Infancia con Futuro. Tanto tanto que hacer. Es increíble y motivador ver un trabajo tan profundo y real en una comunidad tan necesitada. Mucho esfuerzo detrás de cada bloque, ventana y puerta construida. Diría que desde el momento que atraviesan la puerta de IF sienten esa realidad a la que se asoman cada vez que encienden el televisor. Esa camiseta que visten cada día les enciende, sin darse cuenta, un futuro alentador.

3.    Ixcán. Allá empezó todo. Tan puro, tan virgen. Toda una novela de aventuras. Un mundo ajeno por descubrir. Indígenas ansiando un milagro tan sencillo como abrir un grifo.

4.    PFC, nuestro proyecto. Nos ha permitido esta “escusa” vivir tanto…

5.    Chapines. Su cultura. Solo me quedo con lo bueno. Su gran virtud: su amabilidad, ilimitada.

6.    Paisaje. Inmenso. Verde de verdad, verde ilimitado. Hermoso en su totalidad. Envidiable. Grabado en mi retina.

7.    Los chicos de la U. Todos ellos. No los nombraré por si me queda alguno y no quisiera. Su disponibilidad ha sido tan grande y sobretodo tan desinteresada, solo por agradarnos. Ojalá pudiéramos tener unos días más que compartir con ellos…
De verdad me encantaría con toda sinceridad hacerles un huequito allá en España y devolverles el favor que aquí hemos sentido. Sé que no se me llena la boca.

8.    La USAC y David. La U que, al fin y al cabo, ha hecho posible que todo este PFC se lleve a cabo. El topógrafo, si no hubiera tenido la generosidad de compartir su tiempo gratuito con nosotros, nuestro proyecto literalmente no se hubiera podido realizar.

9.    Mis angelitos y sobaquetes. Toda una lección de convivencia. Raquel, Lorena y Rosa. Sois parte de Guate y, en consecuencia, parte de mí.

10.   Guatemala. Todo un flujo de experiencias y emociones nuevas. Intensas como una descarga. Fuertes y directas. Inolvidables sin duda. Una lección que poco a poco iré saboreando cuando la sienta lejos. La paz literal que me ha aportado, toda una sensación. Mágico.


Comienza la cuenta atrás, diez………. tic tac.


Órale mis cuates!