martes, 20 de septiembre de 2011

Fin de la primera etapa: Selva del Ixcán

Escrito ayer noche:

SITUACIÓN:
En el albergue de la USAC. Habitación cuadrada. Muebles antiguos, más bien viejos. Una maleta abierta en el suelo. A mi alrededor, numerosas prendas “tendidas” encima de una silla, de una mesa, de un mueble… intentando secarse desde el Ixcán hace 3 días. Yo, sobre una cama grande, Antonio Orozco al fondo y sobre mis piernas la luz del ordenador. Las chicas en la habitación de al lado hace ya un rato dejaron de reír, parece que a las 23:09 ya les invadió el cansancio.

Nos quedamos en la mañana del viernes. Última madrugada en Ixcán. Tomamos dirección a Xalval, la comunidad donde nos reuniríamos con todos los líderes.

La aventura en la selva acababa y ya la echaba de menos. 

Donde todo empezó, ahí acabó. Muy romántico. La misma sala de bienvenida a la selva del Ixcán sería la última que veríamos al irnos. Unas 50 personas junto con sus líderes nos esperaban en el salón (como un polideportivo). Teníamos incertidumbre. No estábamos seguros de cuál iba a ser su reacción pues bajamos con menos agua de la que subimos y había quien podía interpretar que abandonábamos el proyecto sin más. Sin arreglar NADA.

A pesar de la omisión de información, nos dieron tanto cariño que no quisimos guardar ningún tipo de rencor. Al contrario.

La reunión fue emotiva. Mejor que la primera. Esta vez había mujeres y tenían voz y voto, parecía que algo al menos sí habíamos cambiado al fin y al cabo.

Una vez sentado delante de ellos nos fuimos dando cuenta de una cosa muy importante: Todo eran caras familiares. Allí estaba Fernando que nos abrió las puertas de su casa y su familia nos hablaba de los días de guerrilla. Juán, que nos despertaba cada mañana tímidamente y nos invitaba a cenar, Leonel, Cornelio, Papá Temo, la señora que nos vendió los bolsos… nos habían tratado tan bien en apenas una semana que se hacía difícil darse cuenta que, de repente, todo se acabó.


 (La foto corresponde a la reunión primera. Una idea os podéis hacer. Aunque falten muchos de enfocar)

TODOS nos dieron las gracias. Nos aplaudieron y sonrieron. Ni una pega. Ningún mal gesto. 

Dimos una alternativa al proyecto antes de irnos: Pozos. Era la opción más barata y posible dada la cantidad de lluvia que caía. Hicimos un pequeño estudio y les dejamos “tarea” para posibles posteriores alumnos que concluyan el trabajo en la zona. Eso les dio esperanza. A ella están agarrados.

Besos, abrazos y alguna lagrimilla cerraron la reunión.

Un final, algo temprano, pero que cerraba una etapa de la que aprendimos muchos de los límites que creíamos no poder cruzar.

Con pena pero con orgullo nos montamos en el pick-up rumbo a Antigua, nuestro próximo destino para desconectar. Ixcán quedó atrás y nos pareció haber estado meses por lo intenso de cada momento. 
 

Un capítulo cerrado. Pero tantas páginas que rellenar...


No hay comentarios:

Publicar un comentario