lunes, 19 de septiembre de 2011

Capítulo 2: De Guatemala a Guatepeor.

Hello!!

Tras una buena comida en Pollo Campero volvemos a la USAC.

Dónde estábamos? Ah sí! se acabó la asamblea y nuestra cara de tontos al ver que cortaban el agua era guapa.

Sorprendentemente el pueblo de Río Negro tuvo un trato ejemplar con nosotros. Intentamos dejarles claro que para nosotros era una situación incómoda y que nos sentíamos en fuego cruzado de aldeas donde nuestra presencia no era necesaria. Lo entendieron y fueron muy amables.

Río Negro tenía razón. Las 7 comunidades habían faltado en acuerdos anteriores a su palabra dejando en parte de lado a su aldea. Ellos tan solo querían su carretera y aprovecharon la situación  de la subida de la “comisión del agua” (nosotros) para presionar al resto de pueblos. Muchas mujeres morían en parto por falta de atención. Todo estaba demasiado lejos en tiempo. Tan solo tenían agua y no era suficiente. La gente moría y en parte era por no tener recursos. Estaban mucho peor que el resto de comunidades e hizo que simpatizáramos con ellos.

Fue una comunidad especial. Eran los más indígenas de los que hemos visto. Más apartados. De hecho fuimos los ÚNICOS extranjeros que habían visto en la vida y eso despertó su curiosidad. Al acabar la reunión todos los niños se acercaban a curiosear junto con las mujeres (los hombres estaban cortando el agua xD). Al sacarles fotos y enseñárselas era una revolución. Todo el mundo se agolpaba para verlas y se reían sorprendidos. Nos hacían muchas preguntas y nos hablaban de su crítica situación. Fue sorprendente. (como tanto aquí)



Finalmente acabaron ofreciéndonos alojamiento y comida muy amablemente y quisimos aceptar. No lo hicimos. Por respeto al campamento y el trabajo realizado campo atrás. Así que tras un rato en la aldea, regresamos al campamento con la pena de no poder conocerles más. Se echaba la noche a las 17:30 y había que volver.

Nos sentíamos estafados, engañados y tristes por la situación. NO PODÍAMOS AYUDAR. Nos acababan de echar literalmente de la fuente y se acababa nuestro proyecto. Alucinante! Habíamos caminado durante 6 horas para NADA. Sin mencionar los 5 días en Ixcán. Todo se podría haber solucionado haciendo esa reunión sin nosotros meses atrás. Así se lo hicimos saber a las 7 comunidades. De repente no teníamos nada.

Para rematar la mentira nos reconocieron que, en una situación parecida hacía medio año, el pueblo de al lado a Río Negro había retenido contra su voluntad a una comisión para forzar un requerimiento. Es decir, que estábamos en peligro y nadie nos dijo nada. (en las comunidades se corrió la voz de que nos habían secuestrado y luego nos preguntaban que cómo había sido... alucinante)

Fue una noche horrible. Sin duda la más dura que he tenido nunca. Justo al llegar comenzó a llover. A llover de verdad. A Llover tropicalmente durante TODA la noche. El campamento era bueno pero lloviendo nos dimos cuenta de que no tanto. Todo se embarró. Teníamos que achicar agua constantemente. La lluvia parecía piedra sobre la lona de plástico por la fuerza con la que caía. A penas se escuchaba otra cosa.

No había comida. Unas tortitas y un trozo de pasta de frijoles en lata. Todo estaba lleno de humo. Pues la hoguera estaba diseñada para que el humo entrara en el campamento y ahuyentara a los zancudos y demás bichos. Así que los ojos se irritaban con frecuencia. Además el grupo de jóvenes que nos acompañaba era irrespetuoso y apenas interactuó con nosotros. No nos ayudaban y se reían con frecuencia sin saber porqué. Eran maleducados y no estábamos para aguantarles.

Cuando todo parecía ir mal, se puso peor. Nos sentamos a descansar de achicar media hora y cuando me quise dar cuenta, palpé el pantalón, y el Iphone no estaba en el bolsillo. Qué bien! Comencé a buscar… una silueta rectangular se adivinaba en el suelo a pocos metros de la hamaca. Ahí estaba. Su silueta. Pues estaba COMPLETAMENTE cubierto de agua y lodo, durante media hora. No funcionaban los botones. No se escuchaba y tampoco se podía hablar. Todo iba bien!

Nos tumbamos. Las hamacas (lejos de las que tenéis en la mente con mojito y vistas al Caribe) se aflojaban y el culo quedaba a un palmo del suelo. Estábamos cubiertos como momias por la mosquitera y respirabas pegado a ella. La lluvia no paraba. Intentamos dormir. Ya a la una, el día tenía que terminar y el cansancio hizo el resto. 4 horas de descanso relativo fueron suficientes. Ni los bichos importaban.

Comienza la vuelta.

Las 4:30 pareció ser buena hora para comenzar hacer ruido y levantar campamento. Así se hizo. Sardina en lata y tortitas (que vaya asco las tengo ya) fue el desayuno. La vuelta, como casi siempre, se hizo más rápida y menos pesada que la ida. Además era bajada.

 


El ánimo decayó como es normal. Tan solo queríamos llegar a Pueblo Nuevo y descansar.

Todo el viaje a Ixcán resultó ser inútil. Había que pensar en un plan B. Pero eso, vendrá más adelante.


Un beso para tod@s!!!

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